martes, 20 de noviembre de 2012

Música para correr

 Hoy voy  a escribir sobre cómo me ayudó la música a hacer realidad un sueño...



      Hace unas semanas corrí mis primeros 10 km en Reforma, en la Carrera de Avon, en la Cruzada para combatir el cáncer de mama.  En realidad correr era un sueño que llevaba varios años persiguiéndome. Fue en el verano del 99 cuando lo intenté por primera vez, pero cada vez que corría, un intenso dolor de caballo me impedía continuar. No sé si porque no sabía respirar bien o porque era demasiado desesperada.  Por lo tanto, dejé de intentarlo. 






      Pasó el tiempo pero ese sueño no me abandonaba. Mi hermano empezó a correr y eso intensificó mi deseo de participar en un maratón, meta que todavía no alcanzo.  En fin, desde el año pasado comencé a entrenar aunque, al principio, no fui muy disciplinada ni constante. Intenté hacerlo en la caminadora del gimnasio, pero me resultó demasiado aburrido. Yo necesito correr al aire libre.






    Volví al lugar donde intenté correr en el pasado: los Víveros, sólo que esta vez no iba sola: llevé mi música conmigo. Antes eso era más complicado, al menos para mí: los walkmans eran grandes, pesados y uno tenía que estar cambiando los cassettes.  Los audífonos no eran cómodos: no tolero tener casi nada en la cabeza y los audífonos de diadema, a la fecha, me estresan mucho. Afortunadamente la tecnología ha avanzado mucho y ahora uno puede guardar más de 1000 canciones en un ligerito i-Pod o en otros reproductores de mp3. Los audífonos no necesariamente son de diadema. Hay muchas variedades y tamaños para todos.






   Mi hermano me dijo que el terminar una carrera es más un reto para la mente que para el cuerpo. Aunque el cuerpo "aguante", si uno piensa "no puedo", no llegará a la meta. Por lo tanto, es necesario dominar también la mente.  La música ha sido mi soporte, mi inspiración, mi secreto para seguir adelante en los momentos de cansancio o dolor extremo.



    Comencé mi entrenamiento con el shuffle de mi i-Pod, es decir, no tenía ninguna lista de canciones preparada, el azar sería mi amigo o mi enemigo. Se trataba de que la música que me encanta me acompañara en mi recorrido. Creo que estuvo bien para empezar, para los días en los que mi meta era lograr correr sin dolor de caballo. En esos momentos no era tan importante la distancia como lo era el hecho de liberarme del malestar físico. Lo importante era que la música me ayudará a tener paciencia, a encontrar mi ritmo.   La música de diferentes momentos de mi vida me fue llevando de la mano.  



Corrí  mientras los Beatles me cantaban "And when I touch you I feel happy inside, it's such a feeling that my love I can't hide, I can´t hide.." (I want to hold your hand).  



Los Beatles, grupo sesentero que causó impacto y que sigue inspirando a las generaciones actuales.  Mi canción favorita es Yesterday. Confieso que conocí la melodía primero, mucho antes que la letra. Mi abuelo la tocaba en el piano. Aún tengo su versión en un viejo cassette que espero digitalizar pronto.  Nos guste o no, George, John, Paul y Ringo nunca serán olvidados.







Mi respiración se acomodó y dos kilómetros se fueron volando. Mis pies se movían al ritmo de los Sueños  (Dreams) de Cranberries y de la Fragilidad (Fragile) de Sting.  




¿Cómo no animarse con la dulce voz de Dolores O'Riordan  de The Cranberries al ritmo de una canción que tanto escuchaba en la prepa?  Dreams es parte del primer álbum de esta banda:"Everybody else is doing it so why can't we?" y salió al final de la década de los 80's y comienzo de los 90's.  De esta banda me encantan también Zombie (No Need to Argue) y Will You Remember?  (To the Faithful Departed). 






¿Y qué puedo decir de Sting a quien admiro desde que era el vocalista del grupo musical The Police?  Su canción "Fragile" siempre me llena de emoción los ojos, el pecho la garganta y mientras escucho "on and on the rain will fall like tears from a star, on and on the rain will say how fragile we are" me lleno de energía para seguir avanzando.  Son muchas las canciones de Sting en mi i-Pod. Las infaltables para mí son Mad About You, Until, Desert Rose, Moon Over Bourbon Street, Shape of My heart.








 Con el aire fresco y la música logré correr primero uno y después dos kilómetros seguidos sin tener de dolor de caballo. Había dado el primer paso, ahora había que seguir entrenando con constancia y disciplina. Tenía el objetivo de correr diez kilómetros y estaba muy emocionada porque los correría con mi hermana. Con música logré correr 4 km. seguidos; después fueron 6 y, por último, 8. Sí, poco antes de llegar a la carrera pude correr 8 km y llegar a mi casa de pie, llena de energía y feliz.  ¿Pero sería lo mismo el día de la carrera?





   Además de hacer lo necesario: comer muchos carbohidratos el día anterior (mucha pasta), estar bien hidratada y descansada, también tenía que escoger bien la música. Por supuesto que fue necesario hacer una lista porque dejar que el i-Pod seleccione las canciones tiene una gran desventaja, ¿qué sucedería si sale una canción lenta justo en el momento en el que más energía necesitamos? ¿Y si tocara una canción que nos llenara de nostalgia? Nos cansaríamos más rápido o nos desanimaríamos y resultaría más difícil llegar a la meta.  

  Es importante elegir las canciones que nos ayudarán a "cargar las pilas" en los momentos más complicados de la carrera. 

Busqué canciones que:

1. Me motivaran, es decir, canciones que al escucharlas detonarán en mí las ganas de seguir adelante, me inyectaran fuerza para no darme por vencida.  Canciones personales que ya sea por el momento que me recuerdan, por lo mucho que significan o por su letra, me lleven a luchar contra el cansancio, desánimo o cualquier sentimiento negativo.   




2. Fueran muy movidas. Sí, la música movida, muy movida,  activa las neuronas, hace que den ganas de correr más rápido, de bailar, acelera.
Quizá, para algunos, sea necesario sacudirse los prejuicios y poner música que quizá no escuchamos normalmente pero que nos llevará adonde queremos llegar.  



3. Pudiera cantar.  Un amigo muy cercano, es un hermano para mí, me dijo que uno está listo para correr cuando puede cantar a la vez que corre. Me pareció algo imposible cuando lo dijo, pero me di cuenta de mi error en los entrenamientos; en un momento de cansancio, cantar me dio fuerza y evitó que me detuviera. No digo que uno pueda ni deba  cantar los diez kilómetros pero que hay momentos clave en los que cantar es desahogar el cansancio y da alivio, mucho alivio. Da el mismo alivio que gritar, pero es más inspirador y menos "impactante".



   Llegó el día de la carrera. Me desperté emocionada pero, por primera vez en mucho tiempo, con un ataque de pánico. Fue eso o me cayó mal la pasta que me comí a medianoche antes de irme a la cama. El caso es que al levantarme mi organismo se quejó con una colitis un poco fuerte.  En el camino me tomé un té relajante y así llegué a la Diana Cazadora, luchando contra los nervios y tratando de reconciliarme con mi intestino. 

   Mientras esperábamos a que dieran la salida, me quedé en cuclillas mientras negociaba con mi intestino la posibilidad de levantarme. Fue en ese instante cuando encendí mi i-Pod.  " I feel you. Your sun it shines. I feel you within my mind"  (Te siento. Tu sol brilla. Te siento en mi mente).  Llena de escalofríos por la emoción de escuchar precisamente esa canción de Depeche Mode, me fui poniendo de pie.  Cuando escuché el coro "This is the morning of our love. It's just the dawning of our love" (Esta es la mañana de nuestro amor. Este es el amanecer de nuestro amor), me llené de escalofríos y la emoción se llevó el miedo.



   Justo con la salida comenzó la melodía que tanto me inspira, sí, la melodía que me  llena de vida,  libera mis ideas cuando estoy bloqueada y con la cual mis pies no pueden mantenerse  quietos: todo mi cuerpo baila y vibra con ella: Pa' bailar de Bajofondo, del álbum Dulce Mar.
Me encanta el tango electrónico.  Era mi momento, mi melodía y la mejor manera de comenzar el reto de los 10 kilómetros.



   Correr por Reforma fue más emocionante de lo que imaginaba. Era una mañana preciosa y la vista, increíble. Es muy diferente a pasear por ahí en coche. La mayoría de las personas corríamos por una causa: alguien que luchó o está luchando contra el cáncer de mama. Había que llegar a la meta. 


  La primera vez que me faltó el aliento, que consideré en detenerme fue poco después del kilómetro 7.  Mi mente se estaba dejando llevar por el agotamiento y mi talón me estaba doliendo. Entonces, comenzó la canción que me sacó del trance. Sé que muchos se reirán de mí cuando les diga el título, pero es una canción genial o un placer culposo, como sea, es una canción muy movida y cuya letra me quedó como anillo al dedo. "Arrasando con la vida, cosechando la alegría, no hay obstáculo que me impida disfrutar de un nuevo día". Así que  siguiendo el "consejo" de Thalía decidí que arrasar con mis expectativas y disfrutar de ese gran momento. Corrí casi bailando y encontré en mí la fuerza para seguir adelante, para convencer a mi mente de que no estaba cansada.



   La parte más difícil de la carrera es cuando uno se acerca a la meta. Muchos podrían pensar que es lo más sencillo pues ya falta tan poco para terminar el recorrido... sin embargo, sucede exactamente lo contrario.  Es justo cuando uno está más cerca del final cuando se siente el peso, cuando llegan los "ya no puedo", "el cansancio es terrible", "todo me duele", "quiero detenerme ahora".  Fue en esos últimos kilómetros cuando cantar me borró los pensamientos negativos. "Sombra aquí y sombra allá, maquíllate, maquíllate. Un espejo de cristal y mírate y mírate..."  Algunos me miraron raro pero yo me sentí feliz cantando Maquillaje de Mecano.



  A un kilómetro de la meta, el dolor del tobillo se intensificó. La música es mágica pues justo en ese momento llegó La Cura con Como en el Paraíso: "Múestrame cómo lo haces y te prometo que me escaparé contigo, me escaparé contigo"  (Just Like Heaven, The Cure)  Sí, como en el Paraíso me sentía y sólo tenía que esforzarme un poco más para llegar ahí. Un poquito más.  The Cure para seguir adelante. The Cure para inspirarme. The Cure The Cure The Cure.




Ya faltaba muy poco cuando mi i-Pod decidió callarse.  Traté de escuchar la música en mi mente, pero no lograba concentrarse. Fue entonces cuando mi buen amigo y compañero de carrera, Alex, me echó porras: "Ánimo. Ya casi. Tú puedes. Ya vamos a llegar. Ahí está la meta".  Esa fue la canción que me llevó al final.  Nos tomó una hora con seis minutos regresar a la Diana Cazadora.   Mi hermana llegó cuatro minutos después.  Me encantó correr con ella.


En el transcurso de la carrera muchas personas nos dan ánimos a todos, nos llenan con sus palabras de aliento, nos sonríen. Todos son solidarios.  Pronto correré de nuevo. Es maravilloso encontrarse con personas así,  da esperanza en los momentos complicados.


En la meta estaba mi familia, con enormes sonrisas, esperándome.  Me sentí la persona más afortunada y agradecida del mundo. Nunca olvidaré esas sonrisas, esa miradas de orgullo, de emoción, pero sobre todo de fe en mí.  

Por último, comparto con ustedes las canciones de mi "playlist" que no había mencionado.

La Tortura Shakira, Alejandro Sanz
Calaveras Benny Ibarra, Lila Downs
Lemon Tree Fool's Garden
Smells Like Teen Spirit Nirvana
Higher Ground Red Hot Chili Peppers
Message in a Bottle The Police
No milk today Herman's Hermits
All That She Wants Ace of Base

























   

  

   
        





















   




 















miércoles, 3 de octubre de 2012


Música, Limones y yo.



    Yo podría hacer mi biografía basada en la música que ha marcado mi vida desde que nací. Soy hija de melómanos.

   Recuerdo que uno de los pasatiempos favoritos de mi papá era pasar horas en Zorba (la tienda de música en Perisur mucho antes de que existiera Mix-Up) escuchando música, buscando qué discos llevarse. Me encantaba acompañarlo y buscar música para mí. Claro, en mis primeros años escogía discos como Burbujas o el Duende Bubulín y, por supuesto, también  fui parte de la generación Timbiriche.  Sin embargo, el primer disco que yo escogí fue  Lucky Seven de Bob James.  En realidad lo escogí  por la gigantesca catarina en la portada (en ese entonces los discos eran de vinilo y las portadas lucían más que en los cds pues eran enormes).  Quizá en ese momento no estaba del todo lista para escuchar a Bob James por mi cuenta, pero sí para escucharlo con mi papá, junto con Sadao Watanabe, Jean Pierre Rampal,  Claude Bolling y muchos más. 

   Mi papá siempre ha escuchado de todo tipo de música, no desprecia nada y eso le permite encontrar lo mejor de cada estilo. Supongo que gracias a él me sucede lo mismo: en cuestión de música (como en varios aspectos de mi vida) soy una licuadora: oigo un poco de todo y estoy abierta a conocer más.  Alguna vez una amiga me dijo: "Cómo es posible que alguien que ama a Depeche Mode escuche también Timbiriche".  Pues sí, porque tenía 6 años cuando comencé a escucharlo y 13 cuando lo dejé de escuchar. Timbiriche es mi infancia  con mis hermanos y con mis primos, es el recuerdo de las travesuras que hacíamos, de los juegos que jugábamos hasta llegar a la adolescencia.

 La música está en todos lados e inclusive las canciones que menos pensamos pueden volverse importantes en nuestra vida si las escuchamos cuando estamos con alguien especial.  

   Según el diccionario de la RAE, la música es "el arte de combinar los sonidos de la voz humana o de los instrumentos, o de unos y otros a la vez, de suerte que produzcan deleite, conmoviendo la sensibilidad, ya sea alegre, ya tristemente".  Yo agregaría que, citando a Jodi Picault, "la música es el lenguaje de la memoria".  A menudo me sucede que el escuchar una canción después de mucho tiempo  revive sentimientos, palabras, situaciones,  momentos que creía haber olvidado. En realidad le debo mi buena memoria a la música. 

   Hay canciones que nos traen recuerdos de un instante, de una situación específica y hay otras que están siempre presentes. Para mí, una canción que siempre ha sido parte de mi vida es Lemon Tree. Primero conocí la versión de Trini López, al parecer, la versión más exitosa de esta canción. La  escribió Will Holt en los sesentas y se basó en una  canción brasileña  llamada Meu limao, meu limoeiro.   Mi papá escuchaba mucho a Trini López y Lemon Tree es una de sus canciones favoritas.  Siempre la cantaba conmigo.  Recuerdo como todo el tiempo me decía "pon atención a la letra, escúchala".  Soy muy dispersa y concentrarme en la letra me costaba trabajo. Sin embargo, me la aprendí.  Mi papá quería transmitirme el mensaje de esta canción que nos habla del amor.




  Al comienzo, un padre le trata de enseñar a su hijo que no confíe en el amor porque el amor es como el hermoso limonero: "Lemon tree very pretty and the lemon flower is sweet, but the fruit of the poor lemon is impossible to eat" (El limonero es muy hermoso y su flor es muy agradable, pero la fruta del pobre limonero es imposible de comer). Como suele suceder en la vida, cuando el hijo se enamora olvida las palabras de su padre. La chava lo deja, se va con otro y entonces él recuerda la enseñanza de su padre.  

   Mi padre puede llorar con esta canción. A veces me descubro con las lágrimas yo también cuando la escucho.  Y la he escuchado a lo largo de toda mi vida. Es tan importante que fue la canción que bailé con mi papá el día de mi boda. En esos tres minutos, en los brazos de mi padre, fui la niña que con él cantaba, la adolescente/adulta que se rebelaba y a la vez la mujer de 33 años que sabía disfrutar los limones que la vida le ofrecía.

   A pesar de mis tropezones, entendí bien el mensaje, claro, a mi manera. Mi interpretación es que no hay que confiar en el amor de buenas a primeras, como tendemos a hacerlo en la adolescencia. No podemos darlo todo a la primera, a ciegas.  Una relación se va construyendo y consolidando poco a poco, no de golpe.  Un edificio tiene que tener buenos cimientos para resistir un temblor; sucede lo mismo con el amor. Cierto es que hay limones imposibles de comer, pero no todos. Simplemente hay que saber cuál limón comer.  
Se han hecho varias versiones de esta canción. Yo crecí con la de Trini López y la de Peter, Paul and Mary que, confieso, es la que más me gusta. 






 Para mi sorpresa descubrí que también  Bob Marley and the Wailers y  los Beatles tienen una versión de esta canción. 







 La música es la máquina del tiempo perfecta. Nos brinda la oportunidad de viajar a cualquier época sin necesidad de movernos de nuestro lugar favorito. Con sólo cerrar los ojos y escuchar podemos llegar a dónde sea...